domingo, junio 27, 2010

Nace el río, crónica de la excursión.

Por Patricia Santín, maestra
Fotografías Marián Mortera / Patricia Santín


Recopilación de textos de la crónica oral que elaboraron los grupos, con las maestras Tere Ruiz y Marián Mortera.


Crónica de la excursión de los niños y las niñas de preescolar y primaria a “Nace el rio” en Actopan, Ver. Mayo 28, del 2010.


Una salida con los más pequeños de la escuela es sin duda algo muy distinto a lo que se vive con los chicos mayores. Los tiempos, las horas, los minutos transcurren en otra dimensión con intensiones diferentes, con otra libertad.


“Nos vinieron a dejar papás o mamás solitos…porque alguno de ellos estaba en el trabajo”.

“El viaje fue muy largo, íbamos cantando canciones…un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña…había neblina en Xalapa y después escuchamos las chicharras”.

Así iniciamos este “campamento” que para ellos fue enorme, un día que se vivió intensamente, en el que hubo de todo lo que normalmente hay en los otros campamentos: diversión, conocimiento, moscos, tierra, alberca, animales, plantas, caídas, tiendas de campaña, comida rica…todo en once horas.




“La puerta del campamento estaba cerrada y fuimos por las llaves para abrir, si no, no nos hubiéramos divertido. Abrieron el portón y…¡ehhhhhh! ¡Sí fue muy divertido! Vimos muchas piedras y una palapa. Había caminitos para no pisar las plantas y teníamos que cuidarlas. Paty nos dijo que no moviéramos las piedras porque podría salir algún bichito venenoso y picarnos.”




En un ambiente así, tan lleno de vida, todos los niños quieren hacer suyo un pedazo, ya sea atrapando un bicho, recogiendo una piedra, oyendo el canto de algún pájaro. Con todo se quedan, todo les pertenece.



“Con René (el biólogo) fuimos a buscar bichos.

Andrea atrapó una mariposa, la llamamos Naranjita, a ella le gusta una planta que se llama hawaiana porque ahí pone sus huevecillos. Sebastián atrapó dos hormigas.”



Las condiciones del clima en esos momentos nos dejaron hacer ese pequeño paseo hasta que el calor se hizo sentir con mayor intensidad. Momento de instalar la tienda de campaña, necesaria en todo campamento y prepararse para disfrutar de la alberca.




“Algunos cooperamos con René y con Paty para armar la tienda y ahí las niñas nos pusimos el traje de baño. Los niños se cambiaron afuera.



Y en la alberca, todas las sensaciones: “el agua estaba helada, sentí frío, yo miedo; a mi me encantó, Tere nos ayudó a nadar y Marián nos cargó a todos en la espalda”.



La hora de la comida fue como cumplir la formalidad de darle al cuerpo lo que requiere y ya está…seguir adelante con todo lo que aun quedaba por hacer. Se sientan a la mesa, toman su alimento, entregan su plato y siguen caminando, no hay tiempo que perder. Hicimos juegos de cadenas alimenticias, ellos definían una específica y jugábamos el rol que nos correspondía, de cazador o cazado. Así resulta más fácil entender lo difícil que resulta la supervivencia para algunos. Un halcón, algunas ranas y muchos bichos diversos tuvieron que luchar por un rato para no ser cazados por su depredador. ¡Todos corrían por su vida!




Nos preparamos para la visita al aviario y al mariposarioque se ubican a escasos dos kilómetros del campamento, sobre la carretera que lleva al pueblo de Actopan,

en el Descabezadero, lugar en donde nace el río Actopan, de ahí el nombre del campamento en el que estuvimos: “Nace el río”.


“René era el guía, y la regla para visitar el lugar era no correr ni caminar delante de él. Nos enseñaron una montaña con hoyos, ahí vivían unas iguanas negras que en la cola tenían picos. No las pudimos ver. Entramos al mariposario y vimos las mariposas búho, que son nocturnas, estaban como dormidas. Les pusieron unos platitos con comida, eran mangos rebanados. Hay muchas plantas, diferentes porque no a todas las mariposas les gusta la misma para poner sus huevecillos, a cada una le gusta una planta diferente para chupar el néctar.






En una vitrina había mariposas que ya iban a nacer y algunas ya habían nacido para que las pudiéramos liberar. No alcanzaron para todos porque había poquitas.



Las larvas de las mariposas búho son casi del tamaño de nuestras manos. En otra vitrina tienen muchas de diferentes colores y formas, pero ya están muertas. Son sólo para que las conozcamos.”




“En el estanque que está dentro del mariposario, viven muchas tortugas junto a unos lagartos pequeños, que están ahí porque si los dejan con los grandes, les quitan su comida”.

“En el aviario primero vimos a un tucán macho que le quitaba las plumas de la cola a otro porque así le decía que ése era su lugar y no lo dejaba comer. Los pericos de cabeza amarilla hacían mucho ruido y decían: ¡corrito, cotorrito! Las cotorritas cuchas eran muy escandalosas, estaban aprendiendo a volar. Una guacamaya que René sacó de la jaula tenía el ala lastimada, era una guacamaya militar. También había un pato muy grande. Afuera del aviario vimos una serpiente, la pudimos tocar y apestaba para defenderse. Había unas iguanas, la hembra puso sus huevos bajo la tierra y estaba muy flaca. En el estanque estaban los cocodrilos grandes, ellos salen a respirar y vuelven a meterse en el agua. Y por último vimos una lechuza bebé, la tenían en una jaula porque se había caído de su nido y así la estaban cuidando para que no se lastimara. Cuando crezca la van a liberar.”


Este espacio es una UMA (Unidad e Manejo Ambiental). Aquí de manera organizada se protege la flora y la fauna del lugar además de promover la reproducción y cuidado de ciertas especies de la flora que pudieran estar en peligro de extinción. Igualmente recuperan animales que pudieran estar ilegalmente en cautiverio, como mascotas en lugares no adecuados para ellos o lastimados de manera que no puedan resolver su supervivencia por sí solos.


“Ahí se terminó el recorrido, regresamos al campamento por nuestras mochilas y nos despedimos de Ernesto, de René y del campamento “Nace el río”. Prometimos volver más grandes para quedarnos a dormir. Ya en la camioneta nos quedamos dormidos y cuando despertamos ya estabámos de regreso en la Tlalne. Nuestros papás nos recogieron. Estuvimos muy felices.”


Campamento Express para las maestras, pero para ellos ¡toda una aventura!





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